Las Meneas, La Hija de Dios (Ávila) – abril 2015

Doce meses de rutas con Wikiloc

Distancia: 12,61 km | Desnivel acumulado: 1.076 m | Tiempo: 4 h 48 min

Las Meneas, La Hija de Dios (Ávila)
Las Meneas, La Hija de Dios (Ávila). Track y sentido de la ruta marcado por Ulaque

Abril 2015. El exceso de confianza en el GPS del móvil y la poca experiencia de caminar por terreno desconocido pudo habernos pasado factura. Ahora lo estoy relatando sentado cómodamente frente al ordenador, revisando fotos y el track de la ruta. Pero si no hubiese sido por la ayuda de Batir el Cobre -que fue constantemente abriendo camino entre los ramos- y por las indicaciones de Ulaque -que previamente había realizado la ruta y posteriormente dejó escritas unas detalladas explicaciones- creo que hubiésemos pasado bastantes más apuros de los que tuvimos.

Las Meneas es una zona de pastos que se encuentran en la Dehesa de los Baldíos, próxima a la cuerda de la Sierra de la Paramera, y muy cerca del nacimiento del Arroyo de la Meneagrande. Ya nos avisaba Ulaque de la dificultad de caminar por aquí: «es un poco complicado porque al principio hay que ir «a ciegas» bordeando la ladera por la que vamos andando sin ver los ramales del cortafuegos». ¡Cómo recuerdo ahora aquéllas advertencias!

El comienzo no fue difícil. Dejamos el coche junto al quiosco -donde me llevaban de pequeño a pescar truchas y que a mí no me gustaba nada- y nos pusimos a caminar. La ascensión estaba muy bien indicada, con las referencias de pasar cerca de la antena móvil y atravesar el collado entre El Cogote (1.489 m) y El Risco del Cuervo (1.613 m). Hoy también sé que la ladera gris oscura que veíamos todo el rato se llama La Pedriza «una pedrera de considerable extensión, testimonio de la acción periglaciar en la zona de Los Baldíos», escribía Ulaque en su blog.

A partir de aquí comenzaron las dudas sobre el camino. Los ramos (o piornos, depende de la zona) estaban muy altos y densos, el camino había desaparecido y no éramos capaces de encontrar demasiadas pruebas de que por allí hubiera habido alguna vez una senda. Mucho menos un camino carretero o de herradura. Pero teníamos nuestros GPS con el track previamente cargado y decidimos seguirlo en todo momento. ¡Menos mal!

Batir el cobre iba delante abriendo camino, pero los ramos nos golpeaban en el pecho y en la cara con lo que avanzar se hacía complicado. Como no queríamos quedarnos mucho tiempo en esa zona nos lanzábamos con ímpetu sobre los ramos para atravesarlos cuanto antes. No veíamos ningún vestigio de que aquél terreno fuese una ruta habitual entre los senderistas.

Estoy hablando del tramo entre el km 4 y el km 5 de nuestra ruta. Sí, lo sé, ¡sólo es un kilómetro! Pero cuando estábamos allí no sabíamos durante cuánto tiempo íbamos a pelear con esa barrera natural. Recuerdo consultar una y otra vez el track dentro de los ramos para tratar de averiguar la distancia que nos faltaba hasta la valla que nos recomendaban como el mejor punto para cruzar.

Como anécdota diré que un grupo de buitres nos sobrevolaba en ese instante, pero no éramos su objetivo. Con el buen día que hizo, estaban aprovechando «las térmicas» para sortear sin esfuerzo los mil seiscientos metros de altitud de esas cimas.

Cuando llegamos al punto más alto, por donde cruzamos el Arroyo de la Meneagrande, empezamos a respirar más tranquilos. Hicimos, entonces, una parada para tomar algo de comida, echar un traguito de agua y ¡celebrar que habíamos dejado por fin la zona de los ramos!

Aquí ya encontramos un camino muy bien marcado. Era una carretera de tierra por donde caminábamos a buen ritmo en ligero descenso y disfrutando del paisaje que hasta ahora no habíamos podido ver con tranquilidad.

Dejamos atrás Las Meneas para dirigirnos hasta Majada de las Flores. Allí nos encontramos el Arroyo de Cepalpino y que recorrimos curso abajo por su margen derecha . Al llegar al punto donde nos indicaban como mejor sitio para cruzarlo  tuvimos que descalzarnos y subirnos un poco el pantalón para no mojarnos. ¡Qué delicia de agua fresquita para unos pies ya bastante cansados!

*Próximo post: Peña Cabrera, Navandrinal

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