«Traída de aguas» en Ávila desde las Hervencias (2 de 3) – junio 2025

«Agua de traída» se refiere al agua que se lleva a un lugar específico a través de tuberías o canales, en contraste con el agua que se obtiene directamente de un pozo, manantial, río u otra fuente natural.

Álbum de fotos: Javier Hernández y colaboraciones.

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Junio 2025. Damos un gran salto en el tiempo, dejamos el s. XVI y nos situamos a finales del s. XIX. Guillermo Resina*, Arquitecto abulense, me proporciona un manuscrito de 1872 elaborado por el Ingeniero de Minas Luis de la Escosura que lo cambia todo.

*Guillermo Resina, proyectó en 1997 el conjunto «Residencial Prado Sanjuaniego» para la constructora PROMOAVILA, SA. Se trataba de la creación de una urbanización privada de 114 viviendas unifamiliares entre las carreteras de Madrid y de Valladolid.

Exacto. ¡En las Hervencias!

Motivación del estudio

El documento comienza explicando que las condiciones geográficas y topográficas de Ávila son en general favorables para la captación de aguas, a pesar de la elevada altitud de la ciudad. El terreno granítico de la zona es adecuado para recoger y almacenar el agua de lluvia, que es la fuente principal de los manantiales subterráneos y de las corrientes superficiales.

Aunque la población de Ávila era entonces de unas 7.000 almas —estimación no basada en datos oficiales—, el autor considera que, incluso si la población se duplicara, hay suficientes medios en las inmediaciones para recoger y conducir el agua necesaria. Sin embargo, en los últimos años, especialmente en 1871, las fuentes habían sufrido una disminución tan considerable que en ocasiones el caudal apenas cubría las necesidades básicas, causando inquietud entre los vecinos.

El Ayuntamiento, con el apoyo del Gobernador de la Provincia, encarga el estudio de un proyecto de abastecimiento de agua potable. El autor, que acepta el encargo, reconoce que lo hace más por buena voluntad que por disponer de recursos o conocimientos suficientes, pero cuenta con el apoyo de ingenieros de minas (Botella y Poter) y con la colaboración de personas conocedoras del terreno.

Análisis del terreno

Nos cuenta el autor de la memoria que la Dehesa de las Hervencias ocupa la parte oriental de los alrededores de Ávila, a más de un kilómetro del caserío, y es atravesada por carreteras que conducen a Madrid y a El Espinar. Que está formada por varias colinas de escasa pendiente, las cuales marcan la dirección de los arroyos, que solo llevan agua durante los grandes aguaceros. Un examen detallado permite obtener datos precisos sobre el subsuelo y la circulación de las aguas subterráneas.

Continúa describiendo nuestro ingeniero de minas la estructura geológica de la zona. El terreno está compuesto en algunos puntos por arena suelta, esencialmente cuarzosa, y en otros por arcilla. Las arenas sueltas absorben rápidamente el agua de lluvia, mientras que la arcilla, que se encuentra a cierta profundidad, actúa como cemento y dificulta el paso del agua, protegiéndola de la evaporación.

Catas y pozos

Podemos leer en el estudio cómo describe con detalle el procedimiento de exploración del subsuelo mediante la apertura de catas y pozos, una labor fundamental para conocer la estructura geológica y la dinámica del agua subterránea en la zona elegida para la captación. El objetivo principal de estas excavaciones era determinar la naturaleza y el espesor de los terrenos, localizar las capas permeables e impermeables, identificar el nivel del agua subterránea —especialmente en los meses de estiaje— y detectar posibles escapes naturales que pudieran comprometer la eficacia del sistema.

La elección de los puntos donde se abrían las catas y los pozos se basaba en observaciones topográficas, el trazado de curvas de nivel y la localización de manantiales y fuentes existentes. Las catas consistían en excavaciones manuales para estudiar la sucesión de capas del terreno, documentando la presencia de tierra vegetal, arenas, arcillas y granito, así como la profundidad a la que aparecía el agua. Los pozos, más profundos, permitían alcanzar el nivel del agua subterránea en puntos clave, comprobar la continuidad del acuífero y servir de referencia para el diseño de las minas o galerías de captación.

Gracias a este proceso, Escosura y su equipo identificaron zonas favorables para la construcción de muros y galerías, así como áreas donde el agua se escapaba por capas permeables o fracturas en el granito. Esto permitió ajustar el diseño del sistema de captación y garantizar que el nivel del agua en verano fuera suficiente para abastecer la ciudad por gravedad. Con los datos obtenidos, se definieron la ubicación y profundidad de los muros de contención y el trazado de las galerías, asegurando así la eficacia y durabilidad del abastecimiento de aguas a Ávila.

Hasta la próxima entrega, donde trataremos sobre las arquetas que todavía quedan en pie en la ciudad y que las hemos situado en un mapa de Google.

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