El guasá del Torneo Medieval

carton del bingo medieval
carton de bingo con derecho a justa medieval

Hace un par de semanas me apuntaron a un grupo de guasá llamado «Torneo Medieval (Mixto)». Como sabéis, los que seguís este alocado blog, no me manejo bien en esto de las nuevas tecnologías. Tampoco en el guasá, que se ha instalado en mi teléfono ––no sé cómo llegó–– y ha decidido quedarse para siempre ¿no?.

–– Que si quieres jugar un torneo medieval el día 7 de septiembre en el CdO 88t. Hay que quedarse a comer después de «las justas» en La Ataecina y hay que ir disfrazado de medievales. Si no quieres participar, puedes abandonar el grupo.

¡Eh, eh! ¿Qué está pasando aquí? ––me dije a mí mismo––. ¿Me invitan a un grupo por guasá, que todavía no sé bien cómo funciona, me dicen que si quiero participar en un torneo medieval con justas y que hay que comer todos juntos vestido de medievales? Esta invitación sonaba a nuevas aventuras. No podía perdérmelo.

–– Sí, contad conmigo. Pero no tengo traje de medievales. ¿Alguien tiene para prestar?

–– No te preocupes que yo te dejo uno –– contestó ( +34 666 03 14 16 ) En adelante le llamaré Pí por que su teléfono acaba en 3,1416.

Es lo que tiene esto de los grupos. De repente un intrépido ––administrador del grupo–– le da por añadir gente y más gente, que ni siquiera conoces, y te encuentras con un listado en el que apenas lees un par de nombres cuasi conocidos –Pili padel Menchu, Jaime padel 32, Loli mamá de Aaron….–– pero con una gran mayoría de números de teléfonos que empiezan todos por +34 seguido de nueve números en fila india.

–– ¿Quién es +34 786 23 90 11? –– pregunta +34 656 38 14 29

–– Pili, creo que es Mari que juega con Puri –– contesta +34 636 23 18 95

–– No, Luisa, ese es de Abel. Creo que es el de Menchu ––responde +34 666 03 14 16 Pí

Vaya, para uno que conozco resulta que no sale su nombre. Esto es un verdadero lío. Voy a hacer con que controlo esto y no voy a preguntar. Seguro que poco a poco iré uniendo nombres con números.

––»Haber jente necesito q digais q son 666 31 416, 786 239 011, 636 381 429 y 902 10 10 10″

¡Madre mía cómo anda este! No sólo por la ortografía, que hace un daño tremendo leerle, si no por el cacao de teléfonos que tiene. ¡Si está peor que yo! Y para colmo, se le cuela el «902 10 10 10″ ¡que es el de SEUR!

Pasaron unos cuantos días con mensajes de todo tipo. Algunos tenían que ver con el torneo medieval pero la mayoría eran cosas que sólo se enteraban los que los escribían. Quizás aquí resida la gracia de los grupos del guasá, que puedes decir lo que te apetece un poco arropado por el irreal anonimato. Menos mal que Pí ––administrador del grupo–– iba poniendo orden, de vez en cuando, para que la cosa no se desmadrase.

–– Tenéis que estar en en el Centro de Ocio a las 11:15h, abonar 1euro y coger vuestra papeleta. La comida será a las 14:00h con barra libre de cerveza durante el aperitivo. Luego habrá barbacoa, postre y café. Si se anima la peña, al final de la comida habrá partidas de mus y de parchís. ¡Las copas van por cuenta de cada uno!

Muy bien. Bravo. Este Pí se nota que ha organizado otras veces eventos de este tipo. Lo tiene todo controlado y a nosotros bajo control, no vaya a ser que nos liemos a pedir todo tipo de mojitos y otras mezclas veraniegas y que provoque la quiebra de la organización.

Y llegó el día del torneo medieval. En la entrada del Centro de Ocio estaban, sentados frente a una mesa llena de bolitas de papel, los miembros de la organización entregando una especie de cuadrantes donde indicaban de forma cartesiana el orden de enfrentamientos (¿las justas?). Pensé, al entregar el euro, que estaba en un bingo y que pagaba un cartón para poder participar. «Ahora alguien se lía a sacar bolas y a cantar combinaciones de números y letras hasta que alguien cante línea o bingo».

Enseguida noté que mi traje estaba causando una tremenda conmoción entre los asistentes, ya que la mayoría no iban vestidos para la ocasión, a mi parecer, como se nos indicó por guasá. Creo que iban demasiado veraniegos, con ropa deportiva y todo eso. Me preguntaron que si tenía todo lo necesario para «jugar» y les dije que sí, que estaba listo.

A todo esto, no os he dicho cómo fui vestido al torneo medieval. Consulté entre mis amigos y familiares, dejándoles leer todos los mensajes del grupo para que se hicieran una idea de dónde iba y qué traje tenía que elegir.

––Pues está clarísimo, hombre ––dijo mi tía Eugenia–– Vístete como el de Águila Roja y lo bordas. Verás como te dan el premio al mejor disfraz.

––Hombre, ahora lo que está de moda es un traje de Juego de Tronos ––dijo Marga–– que es la serie más descargada de internet. Además, hay similitud entre Invernalia y Ávila por el clima ––y se puso a reír de tal forma que tuvimos que hacerle la Maniobra de Heimlich creyendo que se había tragado el chicle que estaba mascando. Desde luego se puso más morada que la capa que llevaba puesta.

––Ni águila ni troll ––soltó Jaime, que trabaja en un periódico–– Ahora toca ir de noble castellano, como en la serie Isabel. Verás cómo todos se quedan mirando.

Dicho y hecho. Me fui a ver a los Vergara para que me proporcionasen un traje medieval. En seguida captaron la importancia del evento y no dudaron ni un segundo en facilitarme la ropa necesaria. Unas calzas para las piernas, rematadas en unas bragas de lana. Una saya de falda corta por debajo de las rodillas. Una camisa amplia para poner sobre la saya. Una cota de malla cubre cabeza como un verdugo. Un casco con tira de hojalata cubrenariz. Cinturón ancho con adornos metálicos a juego con la enorme espada que colgada en un lateral. Pelliza de piel que llegaba hasta los pies y escudo medieval de Castilla y León, que apoyado en el suelo superaba la altura de mi pecho. Tenía que apoyar la barbilla en él para que pudieran verme.

––No te preocupes que sea mucho lo que llevas, pero es que era el traje de gala del noble cuando iba a ver al Rey ––me dice quien me está atendiendo–– Luego te vas quitando cosas y te quedas con la camisa, la saya y las calzas.

Creo que este hombre pensó que iba a una parada militar, o algo así. ¡Si es que parecía un general que va iba a pasar revista a las tropas de un desfile! Venga, que un día es un día.

Y claro, cuando en la mesa me vieron así enseguida me hicieron algunas preguntas que no entendía muy bien.

––¿Has leído todos los mensajes del whatsapp? –– (acabo de aprender que no se dice «guasá»). ¿Es la primera vez que vienes por aquí? Bueno, no importa. Ahora te explicamos cómo funciona esto. Coge tu bolita de papel y dinos el número.

––¡El cinco! ¡Tengo el cinco! ––dije emocionado como si ya hubiese ganado el concurso, pues mis rivales no llevaban ropa para competir con mi esplendoroso traje medieval.

––Muy bien ––me dijo Pí, que tuve oportunidad de saludarle–– Entra en esa pista y ahora irán tus adversarios.

Y allí que me dirigí. Era un recinto acristalado. Vamos, una habitación con paredes de cristal y sin techo. Estaba divido en dos mitades por una red que llegaba de pared a pared. Me situé en un lado con mi espada en mano y escudo al aire (no sin esfuerzo) esperando a que entrara mi rival en la justa. Comencé a asustarme un poco porque aquello iba en serio…

(continuará…)

*Nota para los que participaron en el torneo: dinos cómo te gustaría que continuase la historia. Esperamos tus ideas. Gracias por participar.

11 comentarios sobre “El guasá del Torneo Medieval

  1. Ya lo he leído, me he quedado con la duda de saber si te tiraban bolas y te defendías con el escudo o cortabas las bolas con la espada. Y el dragón y las brujas donde estaban? Jajaja

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  2. A mi me gustaria que comentaras los problemillas que se produjeron al jugar con el respectivo conyuge. Algunos fueron graciosos.
    Me encanta. Muy agudo e imaginativo. La forma de relatarlo y como entrelazas los hechos me gusta.

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  3. Eres genial. Me parto de risa solo de imaginarme tu cara escribiendo, sé que a la vez estás riéndote tú solo de lo que va pasando por tú cabeza.
    Eres mi ídolo tío. Genial.
    Apoyo el comentario de que escribas un libro, yo sería la primera en comprarlo.
    Oleeeé!!!!!

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  4. Fué un día maravilloso. Sabía que me enfrentaba con brujas, dragones y enemigos muy superiores a mi, pero hice acopio de mis fuerzas y aún sabiendo que sería derrotada no pude negarme a asistir. No contaba con la indumentaria necesaria, pero mi arrojo hizo que no importase nada. Aquellos guerreros me hicieron pasar un día inolvidable, compartimos mesa y naipes y mucho más. Espero conmemorar este día con personas tan nobles y de tan grata compañía en los años venideros. Un placer medieval. Al año que viene las pelotas de madera, jijiji😊😘

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