Ruta de Carlos V, de Tornavacas a Jarandilla de la Vera (Cáceres) – mayo 2019

Distancia: 26,24 km | Desnivel acumulado: 2.162 m | Tiempo: 8 h 3 min

Track: Tornavacas – Monte Reboldo – Puente Nuevo o de Carlos V – Robledo Hermoso – Los tres Cerros – Reserva Garganta de los Infiernos – El Yedrón – Los Vínculos – Parrales Altos – Puente de la Serradilla – Camping de Jarandilla

Álbum de fotos de la ruta ( Acubri, Javier Hernández y colaboradores )

Mayo 2019. ¿Por qué nos marcamos retos? ¿Por qué nos hemos apuntado a la Ruta de Carlos V este año? ¿Estará nuestro cuerpo preparado para cubrir los 26 kilómetros que existen entre Tornavacas y Jarandilla de la Vera? ¿Seremos capaces de aguantar 8 horas seguidas caminando bajo el sol? No tendremos las respuestas hasta que no hayamos analizado todas las situaciones posibles. Comenzamos el viaje.

Tornavacas – Collado de las Losas (km 9 – 10:44h)

No hemos empezado demasiado bien. Acubri se ha dormido y ha tenido que ir en su coche hasta Piedrahita para dar alcance al autobús que le ha dejado en tierra. Por otro lado, yo no he dormido demasiado bien por los nervios. Para estar a las 6:30h en el punto de salida quizás no haya descansado lo suficiente para afrontar una ruta de estas dimensiones.

Pero al final hemos tomado la salida a las 9:00h desde la plaza de Tornavacas con todo el grupo, aunque enseguida los primeros se han distanciado tanto que no sabemos si los volveremos a ver. El ritmo es rápido para mi gusto y ocupamos los puestos de atrás en una expedición de 80 personas.

Collado de las Losas – Collado de la Encinilla (km 13 – 12:11h)

Después de refrescar los pies en Puente Nuevo o de Carlos V, proseguimos la marcha casi en solitario. Una pequeña torcedura me ha tenido parado con los pies en el agua para ver cómo evolucionaba el tobillo. Por suerte no ha sido nada serio y después de un cambio de calcetines secos hemos proseguido nuestro ascenso. Mi compañero de aventuras, Acubri, se ha puesto delante y con el rabillo del ojo ha ido atento a mi caminar. De forma lenta, para no agravar la situación, hemos subido hasta el siguiente control, Collado de la Encinilla, siguiendo el ritmo de Montse, Miguel, Pedro y Carlos. Se camina mucho mejor con gente que conoce bien estas sendas, ahora tan tupidas de vegetación por las últimas lluvias caídas en la zona.

Collado de la Encinilla – Collado de las Yeguas (km 17 – 14:03h)

El agua fresca de Peña Lozana nos ha servido para reponer nuestras cantimploras y tomar un pequeño descanso. Los que conocen bien esta ruta nos comentan que Los Escalerones están cerca (pero hay que seguir subiendo). Allí hemos coincidido con Javier, Ana, Álvaro y Carlota que se han convertido en nuestros acompañantes durante bastante parte del recorrido. Ha sido Ana quien me ha recomendado que me tomase un ibuprofeno para paliar un poco el leve dolor de mi tobillo. Ha sido un acierto, pues hasta coronar el Collado de las Yeguas todavía quedaba un largo recorrido y siempre en ascenso hasta alcanzar los 1.475 m. de altitud.

Collado de las Yeguas – Fuente Los Pilones (km 23 – 15:49h)

En la cumbre, nuevo cambio de calcetines después de aplicar una buena cantidad de reflex a mi tobillo (gracias Clara por llevarlo en tu mochila). Un breve descanso para tomar algo de fruta y comenzamos el recorrido. Acubri se ha dado cuenta que camino bien y ha puesto un ritmo vivo durante toda la bajada. Aplica los conocimientos que adquirió bajando el Espigüete, de 2.450 m. o el Curavacas, de 2.520 m. Hacemos un descenso bastante rápido, sin realizar ninguna parada hasta el control Fuente de Los Pilones.

Fuente de los Pilones – Camping de Jarandilla (km 26 – 16:45h)

¡Lo hemos conseguido! Estamos en el Puente de la Serradilla, sobre la Garganta Jaranda, y aprovechamos para hacernos un nuevo selfie, como es costumbre desde que comenzamos a caminar juntos hace más de cuatro años.

Acubri se va en el primer autobús, pues tiene que llegar a Ávila, después ir hasta Piedrahita y regresar con su coche a Ávila. Yo, ya muy relajado, me he puesto el bañador y me he refrescado en el río. De momento no experimento nada más que tranquilidad porque hemos sido capaces de realizar este reto físico y mental. El más atrevido hasta la fecha. Pero ¿cuál será nuestra próxima aventura? Me he propuesto repetir esta ruta antes de que finalice el año.

Uno no sabe bien por qué hacemos estas cosas, pero las ganas de disfrutar de la naturaleza hace que nos fijemos nuevas metas. Quizás para mantener nuestras mentes ocupadas en cosas distintas a la que te ofrece la rutina diaria.

¡Hasta la próxima ruta!