VG Casillas, El Barraco (Ávila) – diciembre 2021

Distancia: 12,75 km | Desnivel acumulado: 1.368 m | Tiempo: 4 h 54 min

Track : Parking El Castañar – Refugio de Majalavilla – Área Recreativa Las Barrancas -Refugio Pozo de la Nieve – Alto del Mirlo – Praderas del Travies – Cuesta del Enebro – Cruz del Tornero – El Castañar – Loma del Palincao

Álbum de fotos de la ruta ( Maite V., José Luis R., Javier G., Eduardo R. y Javier Hernández)

Diciembre 2021. Edu lo ha vuelto a hacer. Nos ha preparado una ruta que teníamos ganas de realizar. Así pues, a través del grupo de Telegram nos convocó a todos los que quisiéramos hacer esta caminata dentro de la Reserva Natural Valle de Iruelas.

Con salida desde el parking de El Castañar de El Tiemblo (hay que pagar 6€ por coche y 2€ euros por persona), nos hemos reunido a las diez de la mañana para hacer una ruta de cerca de trece kilómetros que tiene de todo. Bosque, ladera, visitas a refugios y subir a una de los tres vértices geodésicos del Valle de Iruelas: VG La Escusa (1.960 m), VG Casillas (1.768 m) y VG Parra (1.640 m).

*Si te gusta este tema, tienes más información haciendo click en Recorriendo vértices geodésicos.

La primera parada fue para ver el Refugio Majalavilla. Una construcción de piedra muy bien cuidada y que en su interior se encuentran unas pinturas (grafitis) representando la flora y la fauna de la zona. Ver Los viajes de Wircky.

Muy cerca de aquí está el castaño llamado El Abuelo. Un famosísimo árbol monumental que todos quieren visitar y fotografiarse junto a él. Por suerte, los expertos han acotado la zona dejando un espacio perimetral reservado para que nadie se suba a él o pisotee sus raíces.

A tan solo dos kilómetros del parking hemos cruzado un puente de madera para salvar las aguas de la Garganta de la Yedra. La foto la hicimos a «las diez y media» de la mañana (guiño, guiño).

Esta garganta nos resulta familiar, pues la hemos cruzado en varias ocasiones siguiendo el sendero GR 10. En concreto, la última vez repitiendo la primera etapa que va desde el Arroyo Tórtolas hasta Cebreros (noviembre 2021).

A los cinco kilómetros de ruta, hemos llegado al Refugio Pozo de la Nieve. Leemos en el cartel informativo que hay en la entrada que ya en época de Felipe II se pagaba impuesto por el consumo de esta nieve almacenada, necesaria para la conservación de los alimentos en épocas de calor.

Aunque los árabes ya construían pozos de nieve en el siglo XI, no fue hasta el siglo XVIII el boom de los pozos de nieve. Recordad que la nevera es un invento de finales del siglo XIX.

Comenzamos con la ascensión del día. Nos quedan por delante un desnivel de casi trescientos metros donde la mayor pendiente está en los cien metros finales. Y más si Edu se empeña en subirnos por el camino «más directo». Consejo: no sigáis nuestro track para subir al Alto del Mirlo. Hacedlo por la pista, que es amplia y más cómoda.

Desde aquí las vistas son espectaculares. No os perdáis las fotos del álbum. Elegid una pantalla amplia (ordenador o televisor) y ampliad todo lo que podáis. Se ve la Sierra de Guadarrama (hoy nevada). Nuestro experto madrileño, Luis C., nos dice que en la foto se aprecia La Bola (Alto de Guarramillas), La Maliciosa, Siete Picos y se adivina Montón de Trigo y, quizás, Peñalara.

También reconocemos desde aquí el Pico Zapatero (La Paramera) y el Pico Almanzor (Circo de Gredos).

Toca bajar. Y Edu ha elegido el camino más complicado (no sigáis nuestro track :-)). A través de una superficie cubierta de piornos (y con fuerte pendiente) vamos siguiendo a nuestro guía tratando de llegar hasta el camino Cuesta del Enebro, donde nos esperan algunos componentes que eligieron no subir hasta la cima.

Se nos han unido en la bajada Sandra, Cristian y «Yoshi» creyendo que conocíamos bien el camino. Después de unos cuantos traspiés descubrieron que quizás deberían haber elegido regresar por la pista. Sobre todo por «Yoshi», que tenía una almohadilla de la pata delantera algo agrietada. Al final, todos alcanzamos en buen estado el deseado camino.

Nos adentramos en El Castañar donde un bosque de árboles sin hojas y sin frutos (castañas) nos sumerge en un paisaje muy distinto al de las cumbres que hemos caminado.

El tapiz de hojas en suelo, junto con los erizos (pericarpos) que envolvieron alguna vez a las castañas, nos ofrecen un sendero mullido que agradecen las plantas de nuestros pies. Las escaleras apoyadas en los castaños desnudos nos indican que la recolección de la castaña finalizó hace ya algunas semanas.

En estas rutas nos ponemos a prueba unos a otros preguntándonos por el nombre de tal o cual pico. Es una forma de entretenimiento y que hace más divertida la jornada.

Por otro lado, vamos adquiriendo conocimiento sobre los hitos naturales que nos rodean. Como siempre, tenemos la ayuda de las fotos de Javi G. y de la app PeakFinder, la cual os recomendamos. ¡No olvidéis indicar que la conocísteis a través de «lasdiezymedia»!

¡Hasta la próxima ruta!