Distancia: 8,98 km | Desnivel acumulado: 1.274 m | Tiempo: 4 h 30 min
Track : Pico Zapatero – Fuente de los Pajarillos – Arroyo de los Poyales – Fuente Cabeza del Gallo – Fuente Lama – Fuente de las Aguas Frías
Álbum de fotos de la ruta Javier Hernández

Junio 2020. Recuerdo muy bien la primera vez que subí al Pico Zapatero (2.158 msnm). Fue en mayo de 2015 con un grupo de senderismo al que le puse el nombre «A Cuatro Leguas». Elegí ese nombre porque nuestras rutas tenían como límite los 16 kilómetros, muy próximos a las cuatro leguas castellanas.
En aquella ocasión me pareció que formaba parte de una expedición que iba a afrontar un reto muy difícil. Recordaréis, los que me seguís, que hasta 2014 apenas había salido a la sierra. Y en aquella época tenía seis años menos que ahora (espero que se me disculpe el chiste fácil).
*Si queréis ver todas las veces que he subido al Pico Zapatero podéis visitar este enlace.
Yolanda, Rocío, José Luis, Julia, Javier y José Luis (haciendo la foto) en mayo de 2015
En esta ocasión, ya más tranquilo que aquella primera vez, he acompañado a una familia de Sotalbo que conoce muy bien esta sierra. En concreto he ido con familiares de Ignacio Gómez, que se ha criado en esta zona y aún continúa recorriendo los caminos como si estuviera dando un paseo de los que yo pueda dar por el Soto.
Para hacer una ruta la preparo a conciencia durante la semana. Estudio rutas que otros han realizado antes en Wikiloc. Busco información de la zona. Elijo bien la ropa que tengo que llevar en la mochila tras varios días consultando las previones meteorólogicas de Aemet y de Mountain Forecast. Reviso el botiquín, que llevo ropa de cambio, agua y comida suficiente, los bastones de senderismo…. y un montón de cosas más que realizo la noche anterior como un ritual de senderista que me he marcado con el paso del tiempo.
Y el día de la subida me encuentro a Ignacio (64 años) en mangas de camisa, pantalón de tergal, sombrero de ala y su vara de andar que a buen seguro ha recorrido todos los caminos desde que alguien, quizás su padre, se la entregó.
—¡Muy preparado vas tú! —me dice nada más verme. Y comienzo a seguirle con toda mi equipación y mi «mochila de supervivencia».

Enseguida comienza a relatarme los nombres de los lugares por los que vamos pasando y a contarme que había recorrido toda la sierra con su padre. Y como sabéis que me gusta escuchar a la gente que tiene historias que contar, me pego a él y trato de retener todo lo que me va diciendo.
—Ese prao se llama «cabezadelgallo» y esta fuente se llama «fuenteelama» —va diciendo a toda prisa con ese acento montaraz que ha adquirido a base de oirlo desde niño.
Por experiencia sé que la gente de un lugar repite los nombres como los ha oído, y que los topónimos que figuran en los mapas solo coinciden fonéticamente y no en la forma escrita.
Por eso, cuando llego a casa consulto de nuevo los mapas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y descubro la grafía, digamos “oficial», con la que se denominan estos parajes, fuentes o lo que corresponda. Es el caso de la Fuente Lama.
Casi me he olvidado del resto de acompañantes porque no quiero despegarme de este hombre, que tiene toda una historia vivida y toda la vida para contarla. Y también quiero, como un aprendiz, caminar a su lado para saber cosas nuevas de esta ruta que he realizado en muchas ocasiones.
—Aquel prao se llama «praomaría» y aquí estaba el «aparatodelagua» por eso lo llamaban «lacañadadelagua» —continúa mi guía indicando cada zona que divisamos o por la que pasamos.
Y en todo momento no deja de caminar alegremente ayudado solamente de su vara, sin beber nada (y yo ya me he bebido casi media botella) y sin comer nada (y yo ya me he comido el plátano y los frutos secos que me están ayudando a seguir su paso).
Al llegar al pilón de la Fuente Cabeza del Gallo me cuenta que en época de incendios es de aquí de donde se abastecen los helicópteros de las BRIF (Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales). También me indica que hay una fuente que la llaman «fuentedelostrespilones» porque tiene tres pilas y que “es así como la llama la gente”.
Al comenzar la «Senda al Zapatero», que afortunadamente está muy bien marcada con un hito de piedra, y para que quede constancia de que somos un grupo los que salimos desde Sotalbo, les pido que posen para hacernos el tradicional selfie de todas las rutas.
Unos metros antes me había quedado fotografiando el Arroyo de los Poyales y viendo con alegría cómo a finales de junio aún corría el agua. Está siendo un buen año en cuanto a los valores pluviométricos y eso la sierra lo agradece dejando escurrir el agua por sus laderas. Otra de las maravillas de la naturaleza en las que a veces no caemos.
Hace rato que comenzó la subida hacia el Pico Zapatero y parte del grupo ya ha tomado la cabeza. Ignacio es uno de ellos, quizás cansado de llevar mi paso. No pasa demasiado tiempo cuando le pierdo de vista, así que aprovecho para esperar a María y a Ángel para hacernos unas fotos.
Tengo por costumbre hacerme un selfie en la cota 2.000, cosa que también hago en esta ocasión mientras diviso al fondo Ulaca y el Puerto de Navalmoral.
Hemos alcanzado la cima y nos juntamos de nuevo para hacernos la foto que deje constancia de que estuvimos aquí. Una vez más.
Apenas unos minutos para tomar unos frutos secos, un trago de agua y sacar algunas fotos del entorno antes de iniciar la bajada. Os recomiendo que veáis las fotos pulsando sobre el Álbum y, a ser posible, en una pantalla grande. Para estas vistas la pantalla del móvil no hace justicia a la belleza del paisaje.
Durante la bajada, nuestro experto nos advierte de la existencia de una nueva fuente. Se trata de la Fuente de los Pajarillos, que se encuentra en la cota 2.073 msnm y fuera de la senda. Si no sabes de su existencia difícilmente la vas a encontrar, por eso la experiencia de las personas que conocen bien estas fuentes debe ser recordada. Espero que este blog pueda contribuir a ello.
Terminada la ruta en la Fuente de las Aguas Frías, quizás la más conocida por todos, María nos tenía preparada una sorpresa. La nevera de camping bien surtida de refrescos y cervezas (la mía 0,0 ¿eh?), y lo típico para picar: snacks, queso, embutido, pan en rebanadas y una empanada de atún. ¡Qué más se puede pedir después de caminar más de cuatro horas!
Cuando bajábamos con los coches hacia el pueblo, Ignacio me pitó para que nos detuviéramos. Quería enseñarnos la Fuente de los Venenos, muy escondida y a un lado del camino.
Quería en este artículo dar una visión distinta de esta ruta tan frecuentada y que debe ser una de las más seguidas por senderistas y ciclistas. Ha sido todo un regalo caminar junto a alguien que conoce hasta los rincones más escondidos. ¡Pasamos tantas veces sin darnos cuenta de la cantidad de fuentes que hay en nuestro camino!
¡Muchas gracias, Ignacio, por compartir tus conocimientos con todos!
Una vez más una redacción genial, muy bien documentada y con un buen reportaje de fotos, es un rato muy agradable para la lectura.
Pd; IGNACIO genial
Esta vez has sido el primero. Acabo de publicarlo y ya lo has leído. Gracias por comentar.
Gracias Javier, por hacernos disfrutar una vez más, con tus narraciones.
Gracias Conchi por tu lectura y tu comentario.
Enhorabuena, el agua, el elemento fundamental.
Aunque la fuente se llame «veneno».
Saludos Javier.
Excelente reflexión Manuel. ¡Tenía que habérseme ocurrido! Bueno. La tomaré prestada.
Como cuando subía con mi abuelo por los caminos de Sierra Nevada….qué recuerdos!…
Oye, pues esa historia hay que contarla. Este verano podemos hacer una ruta por allí.
Que gran articulo….uno mas Javier!!! Yo que lo vivi en directo, creo que es imposible contarlo mejor….
ENHORABUENA!
Me preocupaba si iba a ser capaz de transmitir, con palabras escritas, lo que el protagonista me transmitía a mi. Por los comentarios creo que sí lo he conseguido. Gracias.