De Navahonda a Cebreros (Ávila), por la Cañada Real Leonesa Oriental – octubre 2023

Distancia: 17,74 km | Desnivel acumulado : 443 m | Tiempo: 4 h 51 min

Álbum de fotos de Javier Hernández

Álbum de fotos de José Carlos González

Track: Navahonda – Cañada Real Leonesa Oriental – Cebreros.

Octubre 2023. Nueva ruta de senderismo organizada por el Club Deportivo Abulense de Montaña “Almanzor” (CDAM Almanzor)

La Cañada Real Leonesa Oriental es una ruta de trashumancia que atraviesa varias provincias de España, incluyendo Ávila. Con una longitud de aproximadamente 700 km, tiene su inicio en la Montaña de Riaño (León). Discurre por Palencia capital, cruza el río Duero en Valladolid y continúa hasta llegar a Ávila, cerca del límite con Toledo y Madrid.

En octubre 2022 el Grupo ya organizó la ruta desde Navalperal de Pinares hasta Cebreros, siguiendo esta cañada. Y ahora nos propone completar el recorrido desde Navahonda hasta Cebreros.

Una actividad deportiva, de puro senderismo, caminando por unos parajes maravillosos a la vez que nos permite recorrer caminos que poseen una gran carga histórica. Como lo demuestra el paso por las inmediaciones de donde se encuentran los verracos vetones más famosos, al pie del Cerro Guisando.
Y es que fue aquí, donde se firmó el Tratado y la Jura de los Toros de Guisando, en el año 1468. En este singular enclave, se reunieron el Rey Enrique IV y su hermana Isabel la Católica para reconocerla como Princesa de Asturias y heredera del trono del Reino de Castilla.

*Visitar el monasterio

Este camino fue y es tan importante que hoy en día se ha convertido en la principal vía de comunicación entre Ávila y Madrid con Toledo, como así lo indican las señales de tráfico en la carretera N-403. Recordemos que esta carretera marca el límite provincial entre las comunidades de Castilla y León y la Comunidad de Madrid.

Por suerte, esta invasión del asfalto sobre la tierra es de apenas unos centenares de metros, que sorteamos con facilidad caminando por las cunetas de ambos lados.

Por aquí discurren, además, el Camino de Santiago de Levante y Sureste y el sendero de gran recorrido GR 180.

De nuevo inmersos en la naturaleza, disfrutamos del caminar junto a vegetaciones propias de esta zona. Bien entre grandes enebros, aún llenos de frutos, o de altos espinos albares (majuelos) donde pudimos observar cómo las plantas producen las distintas «agallas», o «tumores vegetales», como respuesta a las acciones de ciertos insectos (avispas, pulgones, etc.).

Gracias a las explicaciones de José Carlos, algunos aprendimos a identificar una agalla muy particular. Se trata de la producida por el arbusto Pistacia terebinthus y que se conoce con el nombre de cornicabra. Os recomiendo la lectura de este artículo.

En ligero ascenso por la cañada, llegamos a la zona de los puentes. En primer lugar cruzamos el Puente de la Yedra (o Puente de la Casilla), que recibe su nombre de la garganta de la Yedra que cruza. Un poco después, le tocó el turno a los puentes más famosos de esta zona. A saber, el Puente de Santa Justa (o de Santa Yusta) y el Puente de Valsordo.

Cruzar por estos puentes, con el desarrollo de la Mesta en el siglo XIII, era paso obligado de ganados en la trashumancia. Según podemos leer en la web Cebreros.es, por ellos discurría una calzada romana que se convertiría en el camino imperial de Toledo a Valladolid.

Situados a pocos kilómetros de Cebreros, fueron puntos estratégicos como contaderos de animales  para el cobro del «derecho del pontazgo». Esto es, el tributo que todos los ganaderos debían pagar para que sus rebaños cruzasen el río Alberche. De esto dan cuenta las inscripciones grabadas en piedra, donde se indica la cantidad de dinero (maravedíes) a pagar según el número de cabezas de ganado, y a quiénes iban destinados esos impuestos.

Hoy puede que no nos llame la atención ver las dimensiones de ambos puentes, pero las crónicas nos advierten de las torrenciales crecidas que sufría el río Alberche entre los siglos XIII y XVI, debiendo ser ambos puentes reconstruidos en más de una ocasión. Los tajamares triangulares, protegiendo los pilares de los puentes, permitían repartir las fuerzas de las grandes corrientes de agua, a la vez que disminuían los efectos de erosión y socavación en las cimentaciones.

Como estaba previsto, en vez de continuar por el camino que nos llevaría hasta la Ermita de Valsordo, donde se encuentra la Virgen de Valsordo, patrona de Cebreros, los guías de la ruta decidieron completar el camino siguiendo la cañada real.

Tras cruzar el Puente de Valmoscoso, sobre el arroyo de los Galayos, comenzamos a subir la senda que nos llevaría hasta Cebreros. Este tramo, tras salvar una cierta pendiente, nos permitió caminar por las zona denominada Viña del Burgo.

En esta época del año, los viñedos están vendimiados y sólo los sarmientos cortados y esparcidos en el suelo nos recuerdan que meses atrás estaban llenos de uvas. A buen seguro, estos delicados frutos estarán ya procesados para obtener los famosos vinos y caldos que se dan en esta localidad.

Hay aspectos que me encantan de este tipo de actividades, más allá del disfrute de la actividad en sí. Por un lado, la organización minuciosa con la que se preparan los recorridos y los guías con walkies, tanto en la cabeza como en la «escoba», pendientes de que todos caminemos juntos y sin perdernos.

Por otro lado, el trabajo de difusión para dar a conocer las características de la actividad, tanto por correo electrónico como en la web del Grupo, aportando los datos técnicos de la ruta antes de realizarse: longitud, duración, dificultad… y un largo etcétera de detalles.

Y algo que tiene un valor añadido difícil de encontrar en otros sitios: el autobús. El medio de transporte que te lleva al punto de inicio de la ruta y que te recoge en el punto de llegada. Donde poder dejar una bolsa con ropa y calzado para cambiarte después del esfuerzo realizado.

¡Hasta la próxima ruta!